¿EVALUAR PARA...?

En la actualidad es indiscutible la importancia de la educación en el desarrollo económico, social y cultural, así como su relevancia estratégica en la política social del país.  Por esto, el empeño de ampliar la cobertura a la población que acceda a una educación básica de calidad, constituye uno de los ideales y retos de la sociedad contemporánea,  que ve en la escuela un lugar ideal para iniciarse en el universo del conocimiento y, por tanto, su función decisiva, aunque no exclusiva, en la construcción de mayor equidad social y en la formación de ciudadanos capaces de asumir los nuevos desafíos. 
La noción de "calidad educativa", además de compleja, va cambiando con el tiempo.  Ella está íntimamente ligada a las expectativas de la sociedad con respecto al sistema educativo.  Es indiscutible que se deben desarrollar conocimientos, habilidades y actitudes "para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de vida, tomar decisiones fundamentales y continuar aprendiendo".  En este sentido la educación de calidad puede definirse en términos del grado de proximidad que puede haber entre el objetivo y los aprendizajes.  Además, la calidad exige que todos los estudiantes, sin importar sus características individuales o procedencia socioeconómica puedan alcanzar, tras su paso por la institución educativa, las metas previstas en la educación básica.
En este contexto medir los desempeños de los estudiantes frente a los estándares, se convierte en una estrategia para avanzar en la calidad,  Cuando una institución educativa puede evaluar la eficacia de su acción frente a ciertos estándares de la ciudad (comparándola además con otras instituciones) puede, a su vez, reorientar su acción en busca de mejores resultados.  Las estrategias que surgen de la reflexión sobre la práctica son las más eficaces para elevar la calidad educativa.  No existen fórmulas mágicas.  Es la comunidad educativa  (directivos, docentes, padres de familia, etc.), comprometida con los resultados de los educandos, la que logrará cualificar la educación de nuestra ciudad cucuteña.
La institución educativa se convierte en el escenario para el desarrollo de las competencias propias del mundo escolar, que no se reducen al contacto con unos contenidos de aprendizaje, sino que buscan promover el despliegue de otras competencias y, por consiguiente, de nuevas formas de relación con el mundo a través de la lectura, la escritura, la matemáticas, las reglas del pensamiento científico, la ética, y la sensibilidad social.